A propósito de las posiciones y gestos del primer mandatario al inicio de su mandato
La política exterior es una parte primordial de la política de un Gobierno. Comprende diversas áreas, como la diplomacia, la seguridad, el comercio, la cooperación y la promoción de los intereses nacionales en el escenario global.
Como parte integral de un proyecto nacional de un país, la política exterior debe responder, en primer término, a las aspiraciones de paz y seguridad y a las necesidades de desarrollo político, económico y social del país. Esta refleja la solidez de un Estado, integrado como nación, con un gobierno estable y con una soberanía depositada en los ciudadanos y expresada por sus representantes por medio del interés nacional.
El contexto
Como suele ocurrir en el campo de la política nacional, en el actual escenario internacional los relatos que intentan dar cuenta de lo que ocurre en la realidad han fracasado. No hay un discurso hegemónico que pueda dar sentido a la multiplicidad de factores de poder en el plano mundial. Vivimos una etapa histórica que alguien ha caracterizado como de “multipolaridad desequilibrada”. Crece la multiplicidad de posicionamientos y de alianzas, pero ninguna prevalece. Hay bloques regionales liderados por potencias medianas (por caso Brasil), que marcan agenda y obligan a las grandes potencias a buscar su propio espacio. La lógica que se impone no es la del diálogo sino el de la confrontación. El mundo está “cada vez más diverso y desordenado”. Aún en ese contexto las relaciones exteriores son un elemento clave de la política de un Gobierno. Como dijo el tres veces electo presidente de nuestro país, Juan Domingo Perón: “la verdadera política es la política internacional”.
Algunas líneas sostenidas en el pasado reciente
El reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas, la defensa de los derechos humanos, y la integración regional- con énfasis en Suramérica- han sido líneas sostenidas por nuestro país en el pasado reciente. También se ha planteado la necesidad de que nuestro país se libere de la dependencia de organismos de crédito, como el FMI. Y si bien, cuando hay un cambio de Gobierno, puede haber matices en cuanto al sistema de alianzas o a la posición respecto de ciertos temas, se entiende que cuanto más estable sea la política exterior de nuestro país -lo que se llama una “política de estado”, mejores serán las posibilidades de defensa de los intereses nacionales en la relación con los otros países.
El alejamiento de los BRICS
El presidente Milei, a fines de diciembre de 2023, a días de su asunción envió una carta firmada a los países que integran los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y que en el transcurso de este año incorporarán nuevos miembros.
Esta renuncia a integrar el grupo de los BRICS, del cual el Gobierno anterior pretendía formar parte como miembro pleno, representa un cambio significativo de la política exterior y un gesto de alineamiento con los Estados Unidos de Norteamérica.
Desde nuestro punto de vista resulta un grave error desechar esta posibilidad, ya que tres de nuestros mayores socios comerciales integran el grupo (Brasil, China e India), Se trata de, nada más ni nada menos, que del 46% de la población mundial, un 29% del PBI global, e incluyen a dos de los tres mayores productores de petróleo del mundo. Y aunque el presidente Milei, en un claro alineamiento con los EEUU ha decidido que Argentina no forme parte del BRICS, ello no impide valorar que se trata de la unificación de posiciones políticas en torno a las cinco economías emergentes más poderosas del mundo. Es sin dudas, un bloque con alta potencialidad y posibilidades de incidir en la política mundial
También nuestro país queda privado de la posibilidad de acceder a créditos de su Nuevo Banco de Desarrollo.
La sobreactuación con los Estados Unidos de Norteamérica
En la política exterior es de suma importancia mantener un equilibrio. El presidente Milei -haciendo prevalecer cuestiones ideológicas por sobre los intereses nacionales- promueve una sumisión incondicionada a las políticas de los EEUU.
Su anuncio de dolarización -con antecedentes negativos en el pasado-no hace más que poner a nuestro país en una posición injustificada y sobreactuada, que resulta innecesaria. También implica sumarse a un bloque que le disputa espacio y poder a China y sus aliados.
La incursión en Medio Oriente
A diferencia de otros gobiernos de América Latina -México, Chile y Bolivia- que han criticado a Israel por sus ataques en la Franja de Gaza, Milei viajó a Jerusalén a darle su apoyo a Benjamín Netanyahu.
Javier Milei, inició su primera gira internacional como presidente visitando a Israel.
Durante su campaña electoral el candidato de los “libertarios” había anunciado que, de ganar, sus dos principales aliados serían Estados Unidos e Israel.
«Estoy cumpliendo mi promesa de que el primer país que visitaría sería Israel y obviamente vengo a apoyar a Israel contra los terroristas de Hamás”, le dijo Milei al canciller Israel Katz, apenas arribado al país.
Además, le anunció su decisión de mudar la sede de la Embajada de nuestro país de Tel Aviv a Jerusalén.
Como dice el escritor y analista Jorge Asís: “declarar a Hamás como “organización terrorista” no ha sido otra cosa que una expresión de valentía cívicamente inútil que demuestra la magnitud de su solidaridad. Pero motivó el inquietante comunicado de Hamás que admite la presunción de represalias.”
Los primeros pasos del presidente Milei en materia de política exterior lo muestran más atado a prejuicios ideológicos que ha la defensa prudente de los intereses nacionales.
La defensa de la democracia entendida como “libertad de mercado” que viene realizando en el plano nacional también se traslada a su política exterior, con modos y gestos exagerados. La “motosierra”, símbolo de su campaña para presidente de nuestro país, pudo darle algún beneficio electoral, pero claramente no sirve para el complejo mundo de la política exterior.